jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo X - Un amor así...



Aproximadamente a las 8:00 a.m. Arizona despertó, fue un sueño en general bastante tranquilo, con algunas excepciones de agitación en las que creyó tener algunos sueños no muy agradables, sin embargo, no los recordaba. Pero ahora lo importante, no era lo que soñaba o dejaba de soñar, ahora lo importante estaba allí sobre su hombro, roncando muy suavemente. Arizona, más feliz que una lombriz, le dio un beso en la frente a su esposa y la abrazó con fuerza.

Callie sintió el fuerte abrazo y despertó, en cuanto abrió los ojos miró a Arizona y una mirada de alivio y felicidad se reflejó en su rostro junto a su más gloriosa sonrisa, mientras decía: -Oh, Dios ¡que alivio!

-¿Qué cosa?, le preguntó Arizona, aunque ya casi sabia la respuesta

Callie le respondió: -Despertarme y al abrir los ojos ver a la persona que más amo en la vida mirándome. Ambas mujeres sonrieron.

Callie buscó los labios de Arizona, casi con un roce inició un beso tierno, dulce al que Arizona respondió con igual ternura. Una secuencia de besos cálidos se alternaban con miradas llenas de adoración entre ambas, y llegó el momento: donde las palabras sobran, porque valen más los gestos, las miradas… las caricias. Callie posó su mano sobre el vientre de Arizona y lentamente comenzó su recorrido hacia su centro, iniciando una secuencia de suaves caricias sobre el clítoris palpitante. Arizona arqueo su espalda ante el esperado contacto y gimiendo de placer buscó con su mano el centro de Callie, para acariciar su clítoris logrando el mismo efecto de placer en ella.  En medio de besos cálidos y miradas desbordantes de amor, mientras gemían y rozaban sus labios con la respiración entrecortada, se encontraron frente a frente con ese amor que todo lo consume, ese que es más poderoso incluso que la pasión o la lujuria, el amor en su estado puro. Al final ambas obtuvieron su recompensa, pero no sólo en lo físico sino también en lo espiritual, habían hecho el amor, con todas sus letras, con todo su significado. Así que junto con los últimos gemidos del éxtasis alcanzado, más que evidente por la humedad desbordante de sus centros de placer, también sus ojos se humedecieron, las lágrimas de felicidad eran la prueba de que sus almas también obtuvieron su recompensa. Finalmente se abrazaron sollozando, ambas sabían sin decirlo que estaban celebrando, inmensamente felices por estar juntas otra vez, por la inmensa dicha de tenerse la una a la otra en este nuevo amanecer.

Y luego, sin premeditación ni ensayos, mirándose a los ojos, ambas se dijeron al mismo tiempo en español: -Te Amo, la coincidencia hizo brotar una genuina sonrisa en sus rostros, luego Callie comenzó a bromear, picoteando de besos el cuello de Arizona y haciéndole cosquillas, hasta que las sonrisas de ambas se convirtieron en carcajadas.

Aprovechando el excelente estado de ánimo, Callie le dijo a Arizona:

-Ari, yo sé que soy la cocinera oficial pero hoy me encantaría comer ese desayuno continental que tu preparas tan bien, tengo hambre, mucha hambre, dijo burlonamente Callie, sabiendo que unas tostadas con mermelada y mantequilla y un poco de café le quedan bien hasta a Cristina, quien aún cree que el único artefacto útil en la cocina es el horno microondas. Arizona captó el tono burlón en la voz de Callie y le dijo riendo:

-Si no tuvieras esa venda en la cabeza y esa herida en tu trasero, en lugar de tu “desayuno continental”, te daría un coscorrón y una nalgada.

Callie le contestó, sonriendo: -Si no aprovecho ahora, justo ahora que estoy medio abollada, jamás voy a tener otra oportunidad mejor para meterme con tu plato “exclusivo” y ya sabes por qué es “exclusivo” ¿verdad?

-Sí, le dijo riendo Arizona mientras se paraba de la cama, -porque es el “único desayuno” que sé hacer ¿no?

Callie se rió a carcajadas otra vez y Arizona fingiendo una molestia que obviamente no sentía, le tiró a Callie un peluche de Sofía que estaba sobre el gavetero, mientras entraba al baño.

Arizona salió del baño y se dirigió hacia la puerta de la habitación rumbo a la cocina, antes de salir le hizo una mueca infantil a Callie sacándole la lengua, pero Callie cambió su mirada a una expresión de amor y le dijo a Arizona tirándole un beso al aire: -Te amo. Arizona cambió también su mirada y le contestó: -Yo también… y mucho. Arizona salió sonriendo rumbo a la cocina, feliz, increíblemente feliz, dispuesta a prepararle a Callie “su exclusivo” desayuno continental.

Mientras Arizona estaba en la cocina, su teléfono celular repicó, era el Sub-comisario Cooper, Arizona contestó:

-Buenos días Oficial Cooper

-Buenos días Dra. Robbins, la estoy llamando para saber si puedo pasar por su apartamento ahora, necesito retirar los equipos de rastreo que instalamos en su apartamento y de ser posible, tomarle una declaración a la Dra. Torres para cerrar el caso. Por cierto, ¿Cómo está ella?, preguntó

-Ella está muy bien, muchas gracias, Si, puede venir a retirar los equipos si lo desea, con respecto a la declaración, permítame preguntarle a ella si quiere declarar de una vez, ¿me espera en la línea un momento?

-Sí, claro

Arizona se asomo a la habitación, pero se dio cuenta que Callie se estaba bañando, así que abrió la puerta y se asomó para preguntarle acerca de la solicitud del policía. Callie le contestó: -Sí, no hay problema, mientras más pronto salga de eso mejor, lo único que me preocupa es que haya un juicio, de ser así tendré que declarar en un tribunal. Bueno ya veremos, por favor, Arizona dile al policía que Si, que puede venir a tomarme la declaración.

-Ok, le dijo Arizona, quien retomó la llamada y le informó a Cooper acerca de la respuesta positiva de Callie.

El oficial de policía le dijo: -Perfecto, le parece en una hora

-Sí, está bien.

Callie salió del baño se puso una franela y un mono deportivo. Arizona también se dio un baño rápido y desayunaron. Una hora después, el timbre sonó. Arizona fue a abrir la puerta, era el Sub-comisario Cooper.

-Buenos días Oficial, pase adelante por favor

-Buenos días Dra. Robbins, gracias

Arizona hizo las presentaciones de rigor y los tres se sentaron en la sala, Arizona y Callie en un sofá y Cooper en el otro. Arizona tomó de la mano a Callie, mientras el oficial comenzó su entrevista:

-Dra. Torres, para empezar quiero decirle que me alegro mucho que usted haya salido sana y salva de todo esto…

.Muchas gracias Oficial, le dijo Callie sonriendo

-Ok, quise pasar por aquí para retirar los equipos que instalamos en el apartamento y tomarle su declaración, es lo único que falta para cerrar el caso, no habrá juicio, porque los tres hombres involucrados en el crimen están muertos

-¿Muertos?, preguntaron asombradas las dos mujeres casi en coro.

-Sí, Robert Planton, el hombre que la estaba apuntando con una pistola cuando llegó el helicóptero, salió huyendo, hizo disparos hacia arriba y un francotirador desde el aire, le disparó y lo mató de inmediato. Había un segundo hombre involucrado, Peter Camel, quien salió huyendo en un vehículo, el helicóptero lo persiguió desde el aire mientras dos patrullas los hacían por tierra, en su intento de huir, Camel perdió el control del automovil, se estrelló contra un árbol y murió en el acto. Así que mis preguntas van dirigidas al tercer hombre, se llamaba Alberto Campos, a quien encontramos muerto de un disparo en la cabeza, atado a una silla en el sótano, el mismo sótano donde la tenían a usted encadenada. Las pruebas de balística ya confirmaron que el arma usada para matarlo era la misma que tenía Robert Planton consigo cuando murió…

…Así que mi primera pregunta es ¿usted llegó a ver a Alberto Campos alguna vez?. El oficial le pasó a Callie una foto del hombre para identificarlo

-Sí, es él, él era mi “carcelero”

-Ok. Segunda pregunta ¿tiene usted idea de cómo este hombre terminó muerto atado a una silla, en el mismo sótano donde usted estuvo recluida?

Callie contestó: No se cómo murió, cuando yo salí huyendo, el estaba atado a la silla pero estaba vivo, y lo sé porque fui yo quien lo amarró a esa silla

Arizona se estremeció, desde el día anterior ninguna de las dos habían hablado nada o casi nada de los detalles. Cooper continuó:

-Me puede dar más detalles ¿qué pasó?, básicamente queremos saber ¿Cómo logró huir usted de la casa?, es un tecnicismo pero, como le dije antes, necesitamos ciertos datos para poder cerrar el caso.

Callie apretando un poco la mano de Arizona, comenzó su relato:

-La segunda noche que estuve en cautiverio, me inyecté en mi nalga derecha, un dispositivo de rastreo satelital, cuando recordé que lo tenía en mis bolsillos y guardé los otros dos que no usé junto con las jeringas, en el bolsillo trasero de mi pantalón. Sin embargo, yo me había dado cuenta que estaba en un sótano y dudé que la señal del dispositivo tuviera efecto desde allí, así que esa misma noche comencé a tratar de elaborar un plan para escaparme, o por lo menos para subir por unos minutos, con la esperanza de que el ustedes detectaran la señal del GPS…

Arizona tenía los ojos fijos, escuchando con muchísima atención el relato de Callie, Cooper también escuchaba:

…-La tercera noche descubrí que el único eslabón débil desde mi tobillo hasta el centro de la habitación era el perno que sujetaba la cadena, que estaba fuertemente fijado al piso con 16 tornillos. Busque y busqué en toda la habitación y finalmente encontré, debajo de la cama,  que uno de los listones de metal que sostenían el colchón estaba parcialmente suelto, así que lo desprendí, para usarlo como destornillador…

-¡Que ingenioso!, dijo Cooper

-Callie dijo, sonriendo: -Esos bestias no contaban con mi profesión, me gano la vida atornillando y desatornillando huesos. Arizona sonrió, mientras Callie prosiguió su relato:

-Bueno, el asunto no fue fácil, los tornillos estaban muy apretados y mi destornillador improvisado era un poco débil, me llevó tres noches sacar los 16 tornillos, sólo trabajaba en la noche para evitar ser descubierta ya que era en el día, cuando este hombre entraba a la habitación para limpiarla, para asear el baño o para darme la comida, aunque a veces para eso no entraba, simplemente la pasaba a través de una rejilla que estaba instalada en la puerta. En fin, el día 15 de agosto en la mañana estaba lista para escapar, sólo tenía que esperar que el hombre entrara a mi habitación para hacer la limpieza de la misma…

Callie interrumpió brevemente su relato y dirigiéndose a Arizona, le dijo: -Amor, por favor, no te alteres por lo que vas a escuchar ahora. Arizona, se asustó un poco, el policía intervino y le preguntó a Callie si prefería continuar declarando sin la presencia de la Dra. Robbins, pero Callie dijo sin dudar que no, que ella tenía el derecho de escuchar todo, así que Arizona, agradecida por la muestra de confianza de su esposa, le dijo:

-Gracias, tranquila, habla, te estamos escuchando

-OK, dijo Callie y continuó: -Ese hombre me miraba con ojos de deseo desde el principio…Arizona se tensó un poco, Callie lo sintió en la ligera contracción de sus dedos,… -Cuando él iba a limpiar la habitación tenía órdenes de atarme a una silla, así que ese día mientras me ataba a la silla, fingí que él me interesaba, sexualmente hablando quiero decir…otra contracción en los dedos de Arizona…-le dije que quería tener sexo con él…nueva contracción, más fuerte esta vez…-el hombre se puso nervioso y me desató, yo me paré y fingí que lo iba a besar y cuando él cerró los ojos esperando el beso que nunca llegó, lo que recibió fue un empujón, lo empujé tan fuerte que el hombre cayó y quedó aturdido con un golpe en la cabeza…los dedos se Arizona se descomprimieron, obviamente su tensión había disminuido, como si se hubiera esperado algo peor…-Así que aproveché que el hombre estaba aturdido, lo até a la silla y salí corriendo por las escaleras para huir de la casa.

Arizona estaba absolutamente impresionada después de escuchar el relato de Callie, y comprobó con orgullo, que efectivamente su esposa luchó desde el primer momento sin descanso para escapar de sus captores, resultaba obvio que sólo alguien con el espíritu de lucha y la valentía de Callie Torres podía estar allí sentada a su lado, contándole a un policía como había logrado escapar en lugar de estar muerta en una morgue. Arizona se estremeció ante el tétrico recuerdo de la morgue. Sus pensamientos fueron confirmados por Cooper, quien intervino para decirle a Callie:

-Muchas Gracias Dra. Torres, eso es lo que queríamos saber, voy a retirar los equipos para marcharme, pero antes, si me lo concede, permítame felicitarla, su valentía y una dosis de buena suerte, no lo voy a negar, es la verdadera razón por la cual usted, a diferencia de las otras tres víctimas desafortunadas, está contando esta historia. Si alguna vez se cansa de atornillar y desatornillar huesos, estoy seguro que usted sería una excelente policía, dijo bromeando, aunque era cierto. Los tres se rieron.

Luego que Cooper se marchó con los equipos que retiró del apartamento, Arizona abrazó a Callie y le dijo en un tono pícaro:

-Así que policía? ¿Eh?. Yo creo que te salvaron tres cosas: Tu valentía, la buena suerte y ser una belleza sexy latina.

Callie sonrió y le dijo: -No, sólo una cosa me salvó…

-¿Qué?, preguntó Arizona

Callie respondió:

-Tú, fuiste tú quien me salvo: durante todo el tiempo que estuve cautiva, pensé en ti, te extrañaba demasiado y cuando me imaginaba cuanto estabas sufriendo por mí, el deseo de verte sonreír, feliz en mis brazos como ahora, fue lo que me motivó a no rendirme, a seguir luchando hasta el final. Terminó diciendo Callie mientras en sus ojos unas cuantas lágrimas de felicidad comenzaron a resbalar por sus mejillas.

Arizona se emocionó, las palabras sinceras de Callie la conmovieron y también con lágrimas de alegría en sus ojos, levantó la cabeza para buscar el roce de sus labios con los de ella, y se besaron mientras Callie la abrazaba con fuerza.

….

Ya casi era mediodía, cuando el timbre del apartamento sonó de nuevo, Arizona miró por la mirilla de la puerta y sonrió cuando vio a Sofía, a Carlos Torres y a Lucia Torres del otro lado. Arizona abrió la puerta, saludó amablemente a los padres de Callie y tomó a Sofía en sus brazos, dándole muchos besitos en la mejilla.

Callie estaba recostada en su habitación leyendo un libro, salió de la misma para ver quien había tocado el timbre y cuando vio a Sofía, hizo exactamente lo que Arizona había hecho minutos antes, luego con Sofía cargada en sus brazos, saludó a sus padres.

El Sr. Torres le dijo a Callie y Arizona que había pasado por un restaurant cercano y había comprado comida para que almorzaran todos juntos antes de ir al aeropuerto de regreso a Miami. Encantadas con la idea todos comieron y tuvieron conversaciones muy agradables durante el almuerzo, fue una reunión muy amena.

Al terminar de almorzar, el Sr. Torres le dijo a Callie que antes de irse quería asegurarse de que las tres: Arizona, Callie y Sofía tuvieran inyectados sus nuevos chips GPS, que iba a ir un momento a la tienda a retirarlos y regresaría en minutos para que se los inyectaran. El Sr. Carlos, no aceptaría un no por respuesta, así que Callie le dijo que sí, que ellas lo esperarían para colocarse los nuevos chips.

Cuando el Sr. Torres salió del apartamento, la Sra. Lucia estaba sentada en el sofá, casi en el mismo lugar donde unas horas antes se había sentado el sub-comisario Cooper. Ella esperó que Callie y Arizona salieran de la habitación de Sofía a quien acostaron en su camita para que durmiera su siesta. Cuando ambas salieron de la habitación, riendo por alguna de las ocurrencias de Callie, la Sra. Lucia, les hizo una seña para que por favor, se sentaran, ellas obedientes se sentaron en su sillón, dispuestas a escuchar lo que la Sra. Lucia quería decirles. Esto fue lo que dijo, tomando la mano de Callie en las suyas:

-Hija, cuando tú te ibas a casar con Arizona yo te dije muchas cosas, entre ellas, dije que sentía mucha pena porque después de criarte no iba a poder verte en el cielo.

Mientras Callie tragó entero, recordando lo duro que fue ese momento para ella, la Sra. Lucia continuó:

-Todo esto que ha pasado me ha hecho reflexionar mucho y una de las cosas que más me puso a pensar fue algo que vi aquí en este mismo apartamento mientras tú estabas secuestrada. Una noche yo escuché a Arizona llorando en su habitación y lo que vi y escuche me conmovió: Arizona estaba llorando con una crucifijo en la mano, estaba hablando con Dios, suplicante, ella le dijo que si El todo lo sabía, entonces debería saber cuánto ella te amaba a ti, le pidió que te trajera de vuelta y le dijo que si El quería llevarse una vida, que se llevara la de ella, pero que te trajera sana y salva…

Callie con lágrimas en los ojos por la confesión de su madre, volteó a mirar a Arizona, no se sorprendió al comprobar que ella también estuviera llorando y sin importarle la presencia de su madre, Callie la tomó de la mano apretándola con fuerza. La Sra. Lucia continuó:

…-Yo me di cuenta de inmediato que las palabras de Arizona eran sinceras, que realmente, de corazón estaba ofreciendo su vida a cambio de la tuya, y eso me impresionó. Es cierto que la Biblia dice que lo de Sodoma y Gomorra fue una abominación y que los hombres deben estar con mujeres, pero también es cierto que la misma Biblia dice que Jesucristo una vez dijo que no hay prueba de amor más grande que estar dispuesto a dar la vida por los seres que uno ama… y eso fue exactamente lo que hizo Arizona cuando rezó por ti: ofreció sinceramente su vida a cambio de la tuya…

Callie apretó aún con más fuerza la mano de Arizona, las palabras de su madre cada vez llegaban más profundo dentro de su alma, sintiendo en ese momento que su amor por Arizona era infinito. La Sra. Lucia, continuó:

…-Todo eso me hizo reorganizar en mi mente mis creencias, sigo estando en contra de este tipo de relaciones en general, pero después de lo que vi y escuché, siento que no puedo estar en contra de la relación de ustedes dos… porque un amor como ese, una amor dispuesto a ese tipo de sacrificios… un amor así… no puede ser pecado.

Para el momento en que la Sra. Lucia pronunció esas palabras, ya Callie no sólo tenía lágrimas en los ojos, más bien estaba llorando a mares. Entonces, la madre de Callie se paró del sofá, mientras seguía apretando con una de sus manos la mano de Callie,  y con la otra, tomó la  mano libre de Arizona,  las atrajo hacia ella y cuando las dos mujeres estaban paradas, agarradas de sus manos, la madre de Callie, le dijo:

-Quiero que sepan que ustedes ahora tienen mi bendición,  y con lágrimas en los ojos las abrazó a ambas.

Aún abrazadas, Callie apretó aún más a Arizona y en un susurro Callie le dijo a su madre:

-Gracias mami, te quiero

La Sra. Lucia, respondió: -Yo también te quiero

Y Arizona para no quedarse corta, agrego: -Yo también

Todas rieron y se sentaron en el sofá a tomar una copa de vino para celebrar.

Arizona, gratamente sorprendida, se sentía feliz por lo que acababa de suceder, ella sabía lo mucho que le había dolido a Callie, la posición que había tomado su madre con respecto a su matrimonio y a su nueva forma de vivir y viendo el brillo de felicidad en los ojos de su esposa, no podía menos que sentirse inmensamente feliz por ella. Finalmente, Arizona pensó que de toda esta tragedia, algo bueno había salido. Lo que Arizona no sospechaba en ese momento, es que Callie tenía en su mente, grandes planes, nuevos sueños, así que las cosas buenas que iban a salir de esta tragedia, apenas estaban comenzando...


Esta historia continuará…

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