09 de Agosto:
Apartamento de Callie y Arizona
6:30 a.m.
Estaba amaneciendo,
los primeros rayos de sol se asomaban tímidamente a través de las cortinas de
la habitación, Callie abrió sus ojos e inmediatamente apareció en su rostro una
enorme sonrisa, volteó hacia Arizona, ella estaba acostada boca arriba
durmiendo profundamente, arropada con las sábanas hasta la cintura. Se quedó
mirándola por unos minutos, le encantaba verla dormida, era tan dulce, tan
hermosa, parecía un ángel rubio caído a su cama directamente desde el cielo,
Callie susurró en voz muy baja, casi para sí misma, sin ánimos de despertarla: -Buenos
días mi amor, feliz cumpleaños.
Callie se paró
de la cama y fue al baño a asearse, regresó y se paró justo frente a los pies
de su bella durmiente, levantó la sábana con mucho cuidado y arrastró su cuerpo
por debajo cuidadosa y lentamente hasta que su rostro estaba a unos pocos
centímetros de la vagina de Arizona, en otro susurro imperceptible dijo: -Hola
“Arizonita”, aquí estoy, te extrañé mucho. Callie comenzó a rozar sus labios
por la parte interna de los muslos de Arizona, provocando unos gemidos de
satisfacción en su esposa, quien aún permanecía dormida. Callie utilizó sus
dedos para abrir un poco los labios externos y empezó a pasar su lengua
lentamente por los pliegues húmedos, muy cerca del centro pero sin tocarlo,
luego comenzó a hacer movimientos con su lengua hacia arriba desde la abertura
hasta los pliegues, apenas rozando su centro pero sin hacer contacto con el,
provocando que Arizona, que ya estaba despierta, arqueara su espalda por la
excitación que estaba comenzando a sentir.
Arizona gemía y
le decía a Callie, aún sin abrir sus ojos: -Ooooh, siiii Callie, siiii, te
deseo, te necesito. Esas palabras provocaron un gemido en Callie, quien decidió
llevar a Arizona a los límites más extremos del deseo y la excitación. Sabiendo
exactamente cómo hacerlo, Callie se propuso acariciar con su lengua toda la
vagina de Arizona, menos en un punto, el punto donde ella más lo necesitaba,
con cada movimiento la vagina se humedecía más y más, mientras las caderas de
Arizona se agitaban y se levantaban buscando el contacto que tanto deseaba,
pero que Callie aún no estaba dispuesta a darle. Arizona, gimiendo, jadeando, temblando,
casi al borde de la desesperación le imploraba: –“Calliope…por favor, por
favor…”, pero Callie, haciendo caso omiso de sus súplicas, continuó con sus
movimientos un rato más, hasta que en un momento, sin previo aviso, su lengua
tocó el clítoris y comenzó a hacer movimientos rápidos y circulares siempre en
contacto con la protuberancia caliente.
Arizona soltó un
grito de excitación por el contacto tan anhelado, y Callie continuó acariciando
son su lengua el clítoris de Arizona, alternando movimientos rápidos y lentos
entre los cuales Callie alejaba su lengua por sólo un segundo o dos, lo cual
provocaba más y más gemidos de deseo y lujuria en la boca de su esposa. Callie también
estaba demasiado excitada y notó como ella misma estaba a punto de llegar al
borde, las dos mujeres gemían sin cesar, lo que provocaba aún más su
acercamiento al borde que ya era inminente para ambas, hasta que llegaron a un
punto de no retorno donde el éxtasis de sus orgasmos alcanzaron sus máximos
históricos.
Ambas mujeres
jadeaban y respiraban aún con dificultad, Callie seguía allí abajo, lamiendo
sin descanso y en un momento bajó su brazo derecho hacia la parte de debajo de
la cama y alcanzó un pequeño cartel que tenía preparado: sostenido por un
palito de madera, había una cartón cortado en forma de corazón, Callie lo
levantó para que Arizona pudiera verlo desde su posición: en uno de sus lados
el cartoncito tenía escrito con la letra de Callie “Feliz Cumpleaños” en
español y justo debajo “Happy Birthday” en inglés, Arizona lo miró y sonrió,
entonces Callie volteó el letrero para enseñarle lo que estaba escrito por
detrás, decía: “Te Amo” en español y abajo “I love you” en inglés. Callie ,
segura ya que Arizona había leído ambos lados del cartel, subió con su cuerpo
hasta que sus rostros se encontraron, Arizona tenía una sonrisa de satisfacción
y alegría en su rostro que mostraba sus hoyuelos en todo su esplendor y una
mirada que expresaba sin lugar a dudas el inmenso amor que sentía por Callie,
ella por su parte con su gran y expresiva sonrisa la miró del mismo modo y
ambas se fundieron en un beso apasionado que se intercalaba con el roce de sus
labios para volver otra vez a la pasión de un nuevo beso.
Entre un beso y
otro ambas sintieron como algo dentro de sus pechos vibraba, algo que no eran
latidos del corazón, mientras sus bocas vibraban y temblaban al mismo ritmo;
era una sensación única, exquisita y exclusiva entre ellas, que habían
percibido muchas veces, antes o después, de hacer el amor. Arizona nunca había
experimentado esa sensación con nadie más que no fuera Callie y Callie tampoco,
sólo con Arizona. Cuando los besos menguaron y la vibración entre ellas
también, Arizona le dijo a Callie con un tono que denotaba una gran emoción:
-Creo que
acabamos de hacerle el amor a nuestras almas…otra vez. Callie asomó una lágrima
pequeñita en sus ojos de pura emoción y le dijo: -Si mi amor, así es, sólo tú
eres capaz de hacerle al amor a mi alma, del mismo modo en que yo soy la única
persona capaz de hacerle el amor a la tuya. Ambas se abrazaron muy, muy fuerte
y sintieron una pequeña réplica de ese estremecimiento otra vez. Así se
mantuvieron unos minutos, hasta que Callie levantó su cabeza para mirar a
Arizona de nuevo y le preguntó con una sonrisa pícara en los labios, señalando
hacia el cartel:
-Pues bien ¿Cómo
te pareció esta felicitación trilingüe de cumpleaños?
Arizona, levantó
su vista para tomar el cartel en sus manos y lo volvió a mirar, diciendo con un
tono de interrogación:
-¿Trilingüe?...
esta felicitación está escrita en dos idiomas nada más, dice “Feliz Cum-leanos”
–lo pronunció horrible en español, pero lo intentó, y “Happy Birthday”, y
agregó –Esta es una felicitación “bilingüe”, ¿Cómo qué trilingüe?, preguntó.
Callie riéndose
le dijo: -Hello, sacó un poco la lengua de su boca y emuló los movimientos que acababa de hacer en el sur de
Arizona y le dijo -¿Y qué, acaso esta no cuenta?
Arizona, soltó
una sonora carcajada, de hecho le dío un ataque de risa que prácticamente no
podía controlar, obviamente la risa era tan contagiosa que ahora las dos
mujeres estaban riéndose a carcajadas y literalmente no podían parar. Cuando
finalmente la risa cedió, Callie volvió a sacar la lengua, repitiendo el mismo
gesto y comenzó el ataque de risa otra vez.
Después de un
rato, finalmente Arizona pudo hablar y le dijo a Callie:
-Si mi amor,
esta es la mejor felicitación de cumpleaños que he recibido en mi vida…por
partida triple y te garantizo que me has dado el más alegre despertar del
mundo, Gracias por ese regalote de cumpleaños, Te Amo.
Callie le dijo:
-Yo también te amo, pero esto sólo fue un abreboca nada más, si me permites la
expresión, los regalos y las sorpresas están programadas para esta noche.
-Waoo, o sea,
que esta historia ¿continuará?
-Claro que
continuará, es como una sinfonía, esta fue sólo la obertura.
.Entonces voy a
esperar con ansias que esta noche llegue rápido, porque si esta fue sólo la
obertura, no puedo imaginarme cómo será el resto.
-Esa es la idea,
por eso son sorpresas, porque no te las imaginas.
-Te amo
-Yo también,
dijo Callie y haciendo una pequeña pausa continuó: -Bueno, me encantaría
quedarme aquí contigo un rato más pero debo ir al Hospital porque tengo
programada una cirugía a las 9:00 am. Tú si quieres puedes seguir durmiendo, y
antes de irme te dejo preparado el desayuno para que comas cuando te levantes
¿te parece?
-Si no queda
otro remedio, será, le dijo Arizona con una mueca infantil en su rostro, -Te
voy a extrañar mi hermosa diosa trilingüe. Nos vemos en el hospital entonces,
yo tengo que ir un poco más tarde.
-Ok, le dijo
Callie, le dio un beso a Arizona, tocando sus labios con los de ella, se
levantó de la cama, tomó ropa de la gaveta y entró al baño.
Arizona se quedó
en la cama, no había pasado ni un minuto desde el momento en que Callie se
había levantado para entrar al baño y ya la extrañaba, por eso pensó: “Dios,
cuanto amo a esta mujer, cuando creo que ya no me cabe más amor en el corazón,
hace cosas como estas y entonces descubro que la amo más todavía”, unos minutos
más tarde se durmió otra vez, amando más a su esposa de lo que la había amado
el día anterior pero segura que un poco menos de lo que la amaría esta misma
noche. Algo le decía en su corazón que las sorpresas que Callie le tenía
preparadas le iban a encantar y seguramente iban a lograr que se enamorara aún
más de ella, y ahora sabía que eso era posible, con una mujer cómo Callie, sólo
el cielo era el límite y posiblemente ni siquiera en el cielo habría límite
alguno para un amor así.
Esta historia continuará...
Esta historia continuará...
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