Después de casi dos semanas en ese paraíso tropical,
Callie y Arizona no podían estar más felices, se sentían más unidas que nunca,
incluso tenían algunas rutinas que le encantaban a ambas, una de ella eran los
masajes, Callie era no sólo una experta cirujana ortopédica también era una
experta masajista y Arizona disfrutaba muchísimo los relajantes masajes de su
esposa. Otra actividad que disfrutaban enormemente era caminar tomadas de la
mano al atardecer por la orilla de la playa, una playa desierta, porque Callie,
cuando hizo las reservaciones había elegido una de las cabañas privadas con las
que contaba el hotel, al otro lado de la isla.
Así que pudieron hacer el amor donde querían, las
veces que querían, batiendo sus propios records, muchísimas veces. También se
habían divertido mucho con un juego que habían inventado, lo llamaban la
“guerra de cocteles”: cada una inventaba un coctel mezclando a su antojo la
gran cantidad de bebidas disponibles en el bar de la habitación, y la que
ganaba por haber preparado el coctel más delicioso, se ganaba el derecho de
hacer esperar a la otra cuando hacían el amor, iniciando esas pequeñas formas
de tortura que eran tan excitantes. En vista de que Callie era mejor cocinera
que Arizona, y por ende, tenia mayores conocimientos para mezclar los sabores y
los ingredientes, Arizona casi siempre perdía el juego, así que Callie la
volvía loca mientras hacían el amor, haciéndola esperar por sus caricias, donde
ella más lo necesitaba, una y otra vez. Al final ambas se volvieron expertas
cocteleras, preparaban las más exquisitas bebidas: sangría, coco loco, piña
colada, tequila sunrise y decenas de cocteles más sin nombre, que fueron
bautizando ella mismas, entre ellos uno muy especial que inventaron juntas al
que llamaron “Calzona beach party”…
También se divirtieron un mundo, disfrutando de todas
las instalaciones del hermoso y lujoso hotel donde se hospedaban, habían
montado motos de agua, habían hecho carreras por la playa en los buggys que Callie
alquiló para trasladarse dentro del hotel, habían navegado en yates privados a
las islas cercanas, habían cenado en los más lujosos restaurantes, y algunas noches, Arizona había regresado
excitadísima a la habitación después de contemplar como su esposa bailaba
salsa, mambo, merengue y ese sensual baile que llamaban “lambada”, tan sensual
que Arizona prefirió aprender a bailarlo para que Callie lo bailara con ella y
con nadie más. Obviamente, esos bailes privados siempre terminaban en besos y
caricias, con dos mujeres apasionadas haciendo el amor.
Arizona había tenido razón, ver a su belleza sexy
latina en su elemento era excitante y verla bailar, doblemente excitante. Y no
solo eso, usando los productos adecuados, Callie había logrado en esas casi dos
semanas un bronceado perfecto en toda su piel, tan hermoso que a Arizona cada
vez le costaba más apartar su vista de ella y excitarse con solo verla,
especialmente en las mañanas como esa, viendo al despertar, a su esposa
totalmente desnuda bronceándose en la piscina privada de la habitación
Había algo más que en este preciso momento, tenia
sumamente excitada a Arizona, ella había encontrado, la noche anterior, por
casualidad, en una de los estantes de la cocina dos pares de esposas y unas
cuerdas, que pensaba utilizar en cuanto Callie saliera de la piscina. La sola
idea de ver a su esposa atada a una cama mientras ella le hacía probar a Callie
un sorbo de su propia medicina, por todas las veces que la había hecho suplicar
un contacto mientras ella se retorcía de excitación, la tenía, verdadera,
verdaderamente excitada. Esa sería su pequeña venganza por todas las “guerra de
cocteles” que había “perdido”.
Y esa excitación creció aún más, cuando vio a su
esposa salir desnuda y toda mojada de la piscina. Cada vez que Callie salía de
la piscina desnuda o de la playa con su bikini puesto, Arizona recodaba esos
comerciales donde una mujer descaradamente sexy, al igual que su esposa ahora,
salía de una piscina o de la playa caminando, mientras la cámara enfocaba como
las gotas de agua caían a través de la comisura de los senos o a lo largo de
las piernas, mientras que con un movimiento sexy sacudían su frondoso cabello
mojado, y esa es precisamente la imagen que tenía Arizona justo al frente, no a
través de la pantalla de la televisión, no, justo al frente en vivo y en
directo.
Arizona la miraba con ojos de lujuria mientras Callie
entraba a la habitación, y cuando ella se acercó a la cama mientras se secaba
con una toalla, Arizona la tomó por uno de los brazos y la invitó a acostarse
con ella. Las esposas ya estaban preparadas, esto iba a ser sin lugar a dudas
emocionante y excitante.
Cuando Callie obedeció y se acostó en la cama,
totalmente desnuda, mientras Arizona se acostaba encima, Callie vio el deseo
reflejado en la mirada de Arizona, pero vio algo más, un brillito malicioso,
así que le dijo:
-Tú estás tramando algo, tienes ese brillito en los
ojos…
Arizona sonrió, ya casi no le impresionaba el hecho de
que Callie, prácticamente, sabía leer su mente, entonces Arizona le dijo,
mientras le besaba el cuello:
-Hay algo que quiero hacer contigo, algo que me haría
muy, muy feliz
Callie, intuyendo las “maliciosas” intensiones de su
esposa, le respondió con lujuria en su voz:
-Tú sabes que yo soy tuya, puedes hacer conmigo lo que
tú quieras
Arizona, aun mas excitada, le preguntó:
-Lo que yo quiera, ¿en serio?
-Lo que tú quieras, le respondió Callie
Entonces Arizona le susurró al oído con deseo:
-Yo quiero amarrarte a la cama y hacerte el amor
La respuesta de Callie fue un gemido de excitación
mientras cerró los ojos, arqueó ligeramente su espalda y se mordió el labio
inferior. Cuando Arizona observó los gestos de Callie, le preguntó:
-¿Eso es un Sí?
Callie abrió los ojos, tenía los ojos vidriosos de lujuria
y aún mordiendo su labio, subió sus brazos hacia arriba en un gesto de
sumisión, invitando a Arizona a que hiciera lo que ella quería hacer.
Arizona sonrió con una mezcla de malicia y de deseo,
entonces tomó las esposas que ya tenía preparadas y con delicadeza tomó una de
las muñecas de Callie y cerró una de las esposas en ella y luego hizo lo mismo
con la otra muñeca.
Luego Arizona que ya estaba desnuda debajo de su bata
transparente, se sentó encima del estómago de Callie y en un gesto
absolutamente sexy e insinuante cruzó sus brazos y lentamente se quitó la bata,
enseñando toda su desnudez. Callie, mirándola con deseo, soltó un gemido de
excitación y arqueó ligeramente la espalda levantando sus caderas hacia el
centro húmedo de Arizona que estaba en contacto con su estómago.
La visión alucinante de su hermosa mujer, allí abajo,
que tan sumisamente había aceptado entregarse a ella sin reservas, la excitó
aún más y mirándola con deseo, le dijo: -“Esos senos, te voy a comer con mis
besos esos senos, los más bellos senos que he visto en toda mi vida”.
Callie gimió de pasión, ya se sentía totalmente mojada
y esto sólo recién comenzaba.
Arizona, aun sentada sobre el estómago de Callie,
arqueo la espalda hacia atrás y en un gesto descaradamente sexy, comenzó a
acariciarse sus propios senos, la reacción de Callie fue inmediata, siguiendo
un acto casi reflejo, desesperada por ser ella quien acariciara los senos
hermosos de Arizona, tensó sus muñecas atadas por las esposas y un nuevo gemido
salió de su boca.
Arizona sonrió con lujuria, cuando vio a Callie gemir
y retorcerse de deseo debajo de ella.
Luego Arizona cambió de posición, para iniciar la
primera fase de su fantasía. Se acostó a un lado, encima de Callie, colocó su
centro húmedo contra la pierna derecha de Callie y mientras le acariciaba los
pezones con su mano derecha, alternando entre uno y otro sin parar y movía sus
caderas hacia arriba y hacia abajo apretando su centro contra la pierna de
Callie, le susurró al oído:
-Te voy a excitar tanto, con mis caricias y mis besos
que voy a hacer que acabes sin tocarte allá abajo, te voy hacer acabar con mi
voz… me vuelves loca Calliope, te deseo todo el tiempo, no puedo dejar de
mirarte y me excito cada vez que lo hago, y cuando no te estoy mirando, pensar
en ti, en tu hermoso cuerpo, en tus labios, me excita otra vez, todo el tiempo
me siento mojada, empapada, tú me hechizaste Calliope Torres, nadie nunca me
hizo sentir lo que tú me haces sentir, soy adicta a tus besos, a tu cuerpo, a
tu mirada, a tus abrazos, a tus caricias, a tu forma única de hacerme el amor…
Callie gimió de placer –“Arizona…”, y tensó nuevamente
sus muñecas atadas, cuando sintió como un espasmo de excitación provocó un
estremecimiento involuntario en su clítoris.
Arizona, entonces bajó con su cuerpo desnudo hasta los
muslos internos de las piernas de Callie y comenzó a besarlos a ambos lados sin
hacer contacto con la vagina, y con cada beso Callie gemía, moviendo su cabeza
de un lado a otro, mordiéndose su propio labio, arqueando su espalda,
levantando sus caderas en busca del contacto. Sintió como su desesperación iba
en aumento con cada caricia de Arizona.
Otro grito de excitación salió de la garganta de
Callie, cuando Arizona subiendo por su cuerpo, pasó a lengua por la hendidura
de la vagina, apenas rozando muy, muy levemente el clítoris, una sola vez. Arizona tuvo que valerse de
toda su fuerza de voluntad para seguir subiendo por el cuerpo de Callie, hacia
sus senos, en lugar de quedarse allí, donde Callie la necesitaba tan
desesperadamente.
Arizona subió rozando sus labios por todo el torso de
Callie, hasta llegar a sus pezones, entonces, lentamente, con su lengua comenzó
a acariciarlos hasta que cada uno de ellos estaban duros como piedras. Callie no
dejaba de gemir y de retorcerse, sentía como sus propios jugos estaban
literalmente empapando la cama, nunca, nunca en su vida había estado tan
excitada, el hecho de estar allí, amarrada a la cama, a expensas de lo que
Arizona quisiera hacer con ella, la excitaba demasiado.
Arizona, terminó de subir, acercó sus labios a la
oreja de Callie y comenzó a mordisquear suavemente el lóbulo, luego besando
detrás de la oreja, colocó nuevamente su centro totalmente empapado en la
pierna de Callie y con un movimiento de sus caderas, lo empujó hacia la pierna,
gimiendo por el contacto. Callie escuchó ese gemido tan cerca de su oído, que
provocó un nuevo espasmo en su clítoris palpitante y un nuevo arqueo de su
espalda.
Arizona, totalmente excitada también, comenzó a mover
sus caderas rítmicamente contra la pierna de Callie, quien en un momento de
contracción, levantó la pierna para presionar más el contacto, entonces Arizona
soltó un gemido desde su garganta, que llevó la excitación de Callie a cotas
realmente insoportables.
Callie, ya no tenía ningún dominio sobre su cuerpo,
las piernas le temblaban, los cada vez más frecuentes gemidos de Arizona, sus
besos detrás de su oreja y el contacto del centro empapado contra su pierna, la
estaban volviendo loca de excitación y entonces lo sintió, justo cuando Arizona
alcanzó su propio orgasmo y percibió como su pierna se empapaba, todos sus
músculos se tensaron y alcanzó un orgasmo increíble. Arizona hundió su cara en
el cuello de Callie, ambas mujeres acabaron, jadeando, con la respiración
entrecortada y su corazón latiendo aceleradamente.
La primera parte de la fantasía Arizona estaba
consumada, ahora lo único que necesitaba era retomar fuerzas para comenzar la
segunda parte…
Una vez que los latidos del corazón y la respiración
alcanzaron su ritmo normal, Callie, visiblemente feliz, le dijo a Arizona:
-Waaoo, eso estuvo impresionante
Arizona sonrió y la beso en los labios, entonces con
malicia, le dijo:
-Y todavía no hemos terminado, ahora viene la segunda
parte
Callie puso sus ojos como platos y preguntó:
-¿Qué?, ¿Es que viene una segunda parte?
Arizona, tomando y levantando el otro par de esposas
para que Callie las viera, le dijo con picardía:
-Sí y para eso voy a necesitar este par, necesito
inmovilizarte…totalmente.
Callie emitió un gemido desesperado, sin embargo,
Arizona, pensó por un momento que ella iba a protestar, pero en lugar de eso,
le dijo, con una expresión en su mirada, mezcla de deseo y amor al mismo tiempo:
-Si eso te hace feliz, entonces a mi también, haz
conmigo lo que quieras, soy tuya ¿recuerdas?
Arizona la besó con todo su amor alborotado en el
alma, porque ella sabía que, la entrega de Callie, no era un simple acto de
sumisión, era en verdad un acto de amor y una prueba de la absoluta confianza
que Callie le tenía. Arizona confirmó en ese momento que ella era la única
persona en el mundo a quien Callie se había entregado en cuerpo y alma en toda
su vida.
Arizona, le dijo:
-Te amo
Y Callie sinceramente respondió:
-Yo te amo también.
Arizona comenzó a besar a Callie en el cuello y la
excitación iba en aumento. Arizona, le dijo al oído, ya vengo, tengo que
colocarte este par allá abajo.
Arizona colocó cada una de las esposas en cada tobillo
de Callie y además pasó una pequeña cuerda sobre sus rodillas sin tensarlas,
sólo lo hizo una vez para comprobar su eficacia y Callie gimió de placer cuando
comprobó que el propósito de la cuerda era abrir e inmovilizar sus rodillas
cuando Arizona decidiera tensarlas.
Preparado el escenario, Arizona miró a Callie y la
visión la excitó aún más, repasando en su mente la pequeña tortura que estaba
segura iba a volver loca de lujuria y deseo no sólo a Callie, sino a ella
también.
Arizona comenzó besando la parte interior de los
muslos de Callie, provocando gemidos de excitación, así estuvo unos minutos
hasta que Callie soltó un grito de placer cuando sintió la lengua de Arizona en
su clítoris caliente, ese había sido su primer y único contacto desde que se había
iniciado la fantasía de Arizona. Callie seguía gimiendo de placer mientras
Arizona estimulaba el clítoris con la lengua, hasta que ella decidió soltar el
contacto, entonces Callie jadeando, soltó un gemido de frustración,
frenéticamente movía sus caderas, mientras su clítoris buscaba el contacto, sin
embargo, Arizona, abandonó las caricias y subió su cara hasta el cuello de
Callie, y entonces le susurró al oído con un evidente tono de excitación en su
voz:
-¿Te gusta, mi amor, te gusta mi lengua en tu
clítoris?
Callie desesperada le dijo:
-Sí, si me gusta, me gusta mucho
Entonces Arizona le preguntó susurrándole al oído:
-¿Y esto también te gusta mi amor?, mientras abría la
vagina con la mano y con el dedo medio continuó acariciando el clítoris de
Callie.
Callie, aliviada por el nuevo contacto, soltó un nuevo
gemido y dijo:
-Si también me gusta, me gusta, ooh, siii, asiii,
asii, oooh
Arizona besaba a Callie en el cuello, la besaba en la
boca, en los pezones erectos y continuó acariciando con su dedo el clítoris,
mientras Callie gemía de placer, pero cuando Arizona sintió que su esposa
estaba muy cerca del borde, le susurró al oído excitadísima:
-Ahora mi amor vas a saber por qué estas amarrada. Y
justo cuando Callie estaba a punto de acabar, Arizona abandonó las caricias.
Callie emitió un grito de frustración, sus caderas se
movían sin control mientras su clítoris desesperado se retorcía dentro de su
vagina buscando frenéticamente el contacto perdido.
Entonces Arizona la besó en la boca, le beso el cuello
y le susurró al oído, gimiendo también:
-Vas a acabar en mi boca, el dedo sólo va a servir
para torturarte de placer.
Callie, jadeando,
gimió excitada al escuchar el susurro de su esposa, y mientras lo hacía,
sintió que Arizona introdujo su dedo medio en la abertura envistiéndola con
movimientos hacia dentro y hacia afuera, poniendo mucha atención en rozar el
clítoris con la palma de su mano en cada envestida. En ningún momento Arizona
dejó de rozar sus labios por el cuello de Callie, de besarla en la boca, en sus
pezones o de susurrar palabras sensuales en su oído, alternando entre una
acción u otra, provocando en ella, cotas insoportables de excitación.
Poco a poco los movimientos de Arizona provocaron que
Callie se acercara al borde otra vez, pero justo cuando iba a acabar, Arizona
soltó todo, dejando a Callie gimiendo aún más desesperada, arqueando su espalda
mientras sus caderas y todo dentro de su vagina se movía frenéticamente sin
control.
En ese momento, la excitación de Arizona al ver a
Callie tan desesperada llegó a un punto culminante y soltó un gemido gutural
muy cerca del oído de su esposa, al sentir su propio orgasmo.
Callie se dio cuenta del orgasmo de su esposa, gimió y
comenzó a jadear sin parar y entre gemidos y jadeos y con la voz entrecortada
le dijo a Arizona:
-Por favor Arizona, por favor, me estas volviendo
loca, por favor…
-¿Por favor qué?, susurró Arizona
-Por favor tócame, por favor, tócame, te necesito…
-¿Quieres que el dedito torturador te toque?
-Sí, por favor, el dedo, el dedo…dijo Callie jadeando,
desesperada por el contacto
Y se escuchó otro gemido de placer en la boca de
Callie, cuando Arizona, abrió la vagina con los dedos y comenzó a acariciar con
el dedo medio el clítoris de Callie otra vez.
-Oh, si, por favor, así… no te detengas, por favor,
por favor… oooooohh
Arizona, haciendo caso omiso de las súplicas
desesperadas de Callie, repetía la misma práctica una y otra vez, acariciaba el
clítoris, lo dejaba; metía el dedo en la abertura, lo dejaba; volvía a
acariciar el clítoris, lo dejaba y aunque no permitía que Callie acabara de
ninguna forma, volviéndola loca de placer cada vez que abandonaba su práctica,
cada envestida y cada caricia la acercaba más y más al borde.
Callie estaba desesperada, loca de placer, gemía,
temblaba, jadeaba, se contorsionaba, el dedo medio de Arizona se había
convertido en un verdadero instrumento de tortura, cuando no lo tenía, lo
deseaba con desesperación, pero cuando finalmente acariciaba su clítoris o lo
sentía dentro de sí, su excitación aumentaba más aún, entonces cuando Arizona
decidía soltar toda caricia, quedaba aún más desesperada que antes, su
excitación llegó a tal punto que por momentos trataba inútilmente de soltar sus
ataduras y el no poder hacerlo se excitaba aún más, Arizona la besaba en la
boca y ella desesperada entre gemidos respondía a sus besos, mientras sus
caderas se movían frenéticamente y sentía espasmos en su vagina y en su
clítoris que clamaba el contacto cada vez con más insistencia. Era la tortura
más divina y más excitante que había experimentado en toda su vida.
Callie repetía sin cesar, entre jadeos:
-Arizona… por favor, no pares…oooooh… te necesito…
tócame otra vez…oooooh
El sentir los gemidos de Arizona en su oído, y
escucharla jadear cuando alcanzó un nuevo orgasmo, aumentó más aún su cota de
excitación, sobre todo porque Arizona soltó todo contacto mientras experimentaba
su propio orgasmo. En ese momento, tal era el grado de deseo de ser tocada, que
sintió como su clítoris se movía al ritmo de sus caderas, incontrolablemente
como si hubiera adquirido vida propia.
Entonces Arizona le susurró al oído:
-Ahora sí, ahora vas a acabar en mi boca
Callie lanzó un gemido y mientras Arizona bajaba y le
apretaba la cuerda en las rodillas, sus frenéticos e incontrolables movimientos
de caderas, vagina y clítoris se acentuaban aún más.
Callie arqueo la espalda y
grito de puro placer cuando finalmente sintió la deseada lengua en su clítoris
desesperado, entonces Arizona comenzó frenéticamente a acariciarlo, hacía
pausas breves o cambiaba la velocidad, provocando más gemidos desesperados y
como era de esperarse no pasó mucho tiempo cuando todos sus músculos se
tensaron y Callie sintió el climax de los climax, el más poderoso y largo
climax que había experimentado en toda su vida. Justo después noto como cortos
espasmos incontrolables se sucedían en sus caderas.
Arizona siguió moviendo su
lengua en el clítoris aún después del climax, mientras que Callie totalmente
satisfecha trataba de cerrar las piernas, pero no podía porque las cuerdas en
sus rodillas se lo impedían, así que Callie gemía con ligeros quejidos,
moviendo sus caderas tratando de liberarse de la caricia, sin embargo, Arizona
con leves y muy lentas caricias con su lengua en el clítoris logró que Callie
se dejara de resistir y entonces muy despacio logró una réplica orgásmica, al
mismo tiempo que Arizona alcanzaba su tercer orgasmo. Callie quedó abatida y
sin fuerzas, pero absoluta y totalmente satisfecha, sin duda su esposa había
logrado batir todos los records olímpicos de la historia.
El resultado final de esta
segunda fantasía había sido: Para Callie: el mejor climax de su historia y un
orgasmo impresionante; Para Arizona: tres soberbios orgasmos, era obvio que
volver loca de placer a Callie no podía dejarla indiferente.
Arizona desató las piernas
de Callie y subió a besarla, se moría de ganas por besarla, luego le quitó las
esposas de las muñecas y la volvió a besar tiernamente, y mientras lo hacia
Callie la abrazó, al terminar el beso, ella colocó su cabeza en el regazo de
Callie y notó como los últimos vestigios de la cita olímpica que acababa de
finalizar aún dejaban huellas en los fuertes latidos del corazón de Callie, de
pronto Arizona sintió unos espasmos en
el cuerpo de su esposa y entonces le dijo con cariño:
-¡Amor!, ¿estás temblando?
Callie riendo le
respondió:
-Luego de lo que acabas de
hacerme, mi amor, temblar es poco, no puedo ni moverme, ¡me derrotaste!
Arizona se rió y agregó:
-O sea, ¿Qué hoy la
caminata por la playa está descartada?
Callie sonriendo
respondió:
.Cualquier cosa que
implique pararme de esta cama en las próximas horas, está descartado, me
tiemblan las piernas. Luego, cuando me recupere, si, podemos dar esa caminata.
Creo que he debido traer en mi equipaje una medalla de oro olímpica, te la
estaría entregando justo ahora, junto con una placa en reconocimiento por haber
batido todos los records posibles, Waooo, eso fue super, hiper, mega
impresionante ¡WOOOOOW!
Ambas rieron y se quedaron
un rato en silencio, luego Arizona dijo:
-Gracias Callie
-¿Por qué me das las
gracias Arizona?
-Por entregarte así, por
confiar en mí, más allá de la pasión y la lujuria, yo sé lo que esto significa,
yo se que tu nunca te habías entregado a nadie en cuerpo y alma como te has
entregado a mí, y eso tiene mucho valor para mi, así que Gracias, Te amo
Callie le sonrió, le
entregó una mirada llena de amor y luego que darle un beso en la frente, le
dijo:
-Yo también te amo y
¿sabes? no tienes porque darme las gracias, yo soy la que debe darte las
gracias, no sólo por haberme provocado el climax más impresionante de todos los
tiempos…dijo sonriendo…-sino porque es tu amor hacia mí, tu amor incondicional
lo que en definitiva hace que yo quiera entregarme a ti, en cuerpo y alma,
todos los días de mi vida. ¿Sabes?, yo siempre soñé con alguien que me amará
así como tú me amas, siempre esperé por alguien como tú, y mientras esperaba ya
te amaba, creo que te he amado por mil años y seguro te amaré por mil años más.
Arizona levantó la cabeza
para besarla, en ese momento, como en muchos otros, percibió su alma alborotada
por todo el amor que sentía por la mujer que la tenía arropada en sus brazos.
Callie, percibió el
sentimiento de Arizona y lo vio reflejado en su propia alma, amaba a su esposa
como nunca en su vida había amado a nadie más, confiaba en ella ciegamente, sin
ningún tipo de reservas, sin miedos, sin temores, y ¿cómo no amarla?, ¿cómo no
entregarse?, si gracias a ella, no quedaba nada de aquella mujer humillada a
quien todo el hospital se quedó mirando en la cafetería esperando la pelea
“Torres vs. Stevens” cuando su esposo la traicionó.
Ahora, gracias a Arizona y
a su profundo amor hacia ella, Callie Torres se había transformado en la mujer más feliz del mundo, una mujer con
una familia propia, felizmente casada y con una hija, compartiendo un relación
adulta, sana y estable que se había convertido en un modelo a seguir para las
mismas personas que presenciaron aquella vez su humillación en la cafetería.
Y no sólo eso, confiaba en
su esposa a tal grado, que lo que para la Callie del pasado, hubiera sido una
fuente de angustia y de celos, ahora sólo era motivo de orgullo, cuando veía en
el hospital a una legión de enfermeras suspirando por su hermosa, sensual y
sexy esposa, a quienes Arizona ignoraba por completo.
Callie ya no era una
humillada perdedora en el campo del amor, ni se sentía como la bestia solitaria
de la película, ahora ella se veía a sí misma, transformada en una bella
princesa: la feliz, altiva, orgullosa y exclusiva ganadora del amor, la
fidelidad y la devoción de la mujer que tenía en sus brazos. Arizona Robbins
había logrado convertir en realidad todos y cada uno de sus sueños, ella era la
mujer que salvó y transformó su vida con un beso, con un “te amo” y con un
regreso incondicional.
Callie, definitivamente,
también sentía ese gran amor dentro de su propia alma y nuevamente rozó los
labios de Arizona para fundirse en una sucesión de besos tiernos, besos que ya
no buscaban la excitación, ni la pasión ni la lujuria, sino más bien la
reafirmación del sentimiento compartido, del amor mutuo. Esos besos, cuyos
efectos no se sentían en el cuerpo sino en el alma y que llegado el momento
también lograban su propio y particular climax.
Luego, hubo un nuevo
silencio y Arizona, finalmente dijo con un poco de nostalgia en su voz:
-Tenias razón Callie,
estos han sido los días más felices de toda mi vida, voy a extrañar esta
habitación ¡me encanta!, y ya nos quedan sólo dos días, no me quiero ir.
Callie sonrió porque sabía
que llegado el momento, Arizona no se iba a querer ir, así que decidió darle la
sorpresa, entonces con una sonrisa enorme en sus labios le dijo:
-Arizona, tengo que
confesarte algo…
Arizona levantó su cabeza
para mirarla y le pregunto:
-¿Qué?
Callie sonriendo, le dijo:
-Te dije una pequeña
mentirita
Arizona algo sorprendida,
le preguntó:
-¿Y qué mentirita fue esa?
-Bueno, como yo sabía que
llegado el momento tú me ibas a decir eso, que no te querías ir, yo te dije que
el permiso que yo había pedido en el hospital era de dos semanas, pero te
mentí, el permiso y las reservaciones en el hotel y todo lo demás, no son por
dos semanas, son por tres semanas.
Arizona estaba saltando de
la alegría y entonces le preguntó a Callie:
-¿En serio?
Callie con su enorme
sonrisa, le contesto:
-Sí, en serio
Arizona levantó la mano al
aire y dijo triunfante con una enorme sonrisa, hoyuelos incluidos:
-¡¡¡ YAY !!!
Estaba tan emocionada que
le empezó a dar besitos a Callie por toda la cara, mientras le repetía sin
cesar: -Gracias, gracias, gracias, te amo, gracias, te amo…
Ambas terminaron riendo a
carcajadas, porque los besitos de Arizona le hacían cosquillas a Callie.
Un rato después, Callie
recordó las palabras de Arizona, cuando ella le comentó que le encantaba esa
habitación y que la iba a extrañar, entonces un pensamiento llevó al otro y
finalmente se le ocurrió una idea, así que le dijo a su esposa:
-Arizona, estaba pensando,
yo se que nuestro apartamento es muy práctico, está casi al frente del hospital
y eso es muy útil, pero no tendríamos que deshacernos de él, lo que estoy
pensando es que con una parte del dinero del fideicomiso, podríamos comprar una
casa con jardín, me encantan las casas con jardín. Mi papá me abrió ese
fideicomiso para mis estudios, pero ya yo soy un médico de guardia a cargo de
mi propio departamento médico, así que si apartamos el dinero para los estudios
de Sofía y para nuestro eventual retiro alguna vez, no creo que sea
descabellado que compremos una casa o mejor aún que mandemos a construir una a
nuestro gusto ¿qué te parece la idea?
Arizona lo pensó por unos
instantes y luego dijo con una sonrisa:
-Calliope Torres, me
encanta esa idea, eso sí, tenemos que comprar un perro y pollos, tu sabes que
me encantan los pollos, ninguna familia puede llamarse familia si no tiene por
lo menos un perro y pollos.
Callie con una enorme
sonrisa le dijo:
-Trato hecho, una casa, un
perro y pollos, ¿y qué?, ¿la compramos o la mandamos a construir a nuestro
gusto?
Arizona dudo un momento y
dijo con una sonrisa infantil:
-Casa a nuestro gusto, no
comprada, un perro y pollos.
Callie feliz, le preguntó
y en cuanto al perro ¿te gusta alguno en especial?
Arizona le contestó sin
dudar:
-Sí, un pastor alemán, yo
tuve uno cuando era una niña, son impresionantes, además me recuerdan a ti.
Callie asombrada, pero sin
dejar de sonreír, le preguntó:
-¿En qué me parezco yo a
un pastor alemán?
Arizona, sonriendo le
respondió:
-Son lindos como tú, no
dicen mentiras (bueno, ningún perro dice mentiras), son fieles, son tiernos y
cariñosos con las personas que ama, pero al mismo tiempo son los más valientes
a la hora de defender a esas mismas personas, incluso arriesgando su propia
vida si es necesario. Tal como lo hiciste tú, aquel día con Gary Clark
¿recuerdas?
Callie le contestó:
-Si me acuerdo, contestó
Callie y agregó sonriendo, -me está pareciendo que tú te enamoraste de mí
porque resulté ser para ti lo más parecido a tu perro pastor alemán.
Arizona sonrió y dijo:
-No lo había pensado pero
puede haber algo de cierto en eso, ese perro fue una de las pocas constantes
que tuve en mi niñez, me mudaba cada 18 ó 20 meses y por eso no tenía amistades
duraderas, él y mi hermano Tim fueron mis únicos amigos y ya se, ese pastor
alemán, era un perrito no una persona, pero él era mi amigo.
Callie le dio un beso en
la frente, dándose cuenta que Arizona alguna vez le había temido al compromiso
porque con su vida nómada no se había atrevido a soñar, pero eso era en el
fondo lo que ella, sin saber, siempre había querido y necesitado, para ella
tener una familia también había sido un sueño, así que para sellar este nuevo
compromiso, le dijo sonriendo:
-Entonces, casa diseñada y
construida a nuestro gusto, un perro pastor alemán y pollos, ¿trato hecho?
-Trato hecho, repitió
Arizona y agrego ¡¡¡ YAY !!!
Todo ese tiempo Callie
había estado acostada boca arriba con Arizona en su regazo, Callie le
acariciaba el cabello con la punta de los dedos, y eventualmente le besaba la
frente, esa era una posición que normalmente adoptaban luego de hacer el amor,
y así como esta vez, hablaban de muchas cosas y a veces tomaban decisiones
importantes como ahora, otra veces simplemente se quedaban en silencio,
disfrutando de la mutua compañía, esa
era una posición en la que Arizona se sentía muy segura, le encantaba estar así
con Callie, ella sentía que ese abrazo recargaba sus energías, de hecho cuando
Callie fue secuestrada y finalmente se encontraron, estar en sus brazos le dio
la energía que ya casi había perdido totalmente, y por eso, una de las cosas
que más extraño durante su ausencia obligada, fue justo estar así, como estaban
ahora. Arizona estaba pensando en eso en ese momento, entonces le dijo a
Callie:
-Callie ¿sabes una cosa?:
Este es mi lugar preferido en todo el mundo
Callie le preguntó:
-¿Te refieres a este
hotel?
Arizona sonrió y le dijo:
-No, me refiero a estar
así contigo, abrazada en tu regazo, mientras tú me haces cariño en el cabello y
me besas en la frente, este es el lugar donde me siento más segura en todo el
mundo, donde recargó mis energías, este es mi lugar preferido en todo el mundo.
Callie se emocionó con las
palabras de Arizona, pero aún así quiso bromear con ella y le dijo sonriendo:
-Que bueno y es un lugar
barato, no tienes que viajar en avión, ni reservar hoteles, es seguro y barato
Arizona le dijo:
-Seguro sí, barato no
Callie en tono de broma,
le preguntó:
-¿No te parece un lugar barato?
-Arizona le dijo:
-No hay dinero en todo el
mundo que pueda comprar un lugar como este, de nada serviría el lujo y los
aviones privados y los yates privados y los hoteles cinco estrellas, ni
siquiera una habitación como esta si tu no estuvieras en ella, abrazándome como
ahora, así que no es barato, mi lugar preferido en el mundo no es barato, es
más si siquiera te podría decir que es inmensamente caro, porque le estaría
asignando un valor monetario y mi lugar preferido en el mundo es una de las cosas
que no se pueden comprar con dinero, y me hace feliz el hecho de saber que es
MI LUGAR preferido en el mundo, mío, solamente mío y nada más que mío. He dicho
-Bien dicho, le dijo
Callie sonriendo. De pronto las tripas de Callie sonaron, y ambas se rieron
cuando Callie dijo:
-Creo que tu lugar
preferido en el mundo…tiene hambre… de comida, no creo que resista otro
triatlón olímpico como el que acabamos de tener, no por los momentos, así que
tu lugar preferido en el mundo hoy va a desayunar en la cama y luego va a
dormir un rato abrazada con su huésped preferido de todo el mundo ¿Qué opinas?
Arizona se paró de la cama
sonriendo y dijo:
-Ok, voy a llamar para
pedir servicio a la habitación
-Trato hecho, dijo Callie
-Trato hecho, dijo Arizona
….
La semana siguiente pasó
rápido, fue excelente como las dos anteriores, los records olímpicos se
siguieron batiendo, nuevos cocteles fueron inventados, y ambas se prometieron
repetir esa experiencia más seguido, habían sido las tres semanas más felices
de toda su vida. Regresaban más enamoradas que nunca y con nuevos sueños por
realizar. Ambas hicieron sus maletas, Callie sin que Arizona se diera cuenta,
metió en el equipaje los dos pares de esposas, en algún momento las usaría con
ella, porque como dice el dicho: el que pega primero pega dos veces y Callie no
se iba a quedar con esa, así como así.
Lo primero que hicieron al
regresar fue buscar a Mark, habían extrañado muchísimo a Sofía, esa noche
vieron una película y se quedaron dormidas las tres en el sofá.
A la mañana siguiente
volvieron al hospital, en sus ratos libres, ambas se reunían en la Cafetería
para planificar la casa de sus sueños. Unos días después compraron el terreno,
estaba situado relativamente cerca del hospital en una zona residencial bastante
exclusiva y lo que más le gustaba a ambas es que estaba situado en una colina y
desde allí se divisaba una hermosa vista de Seattle.
Callie le dijo a Arizona
que quería que ella escogiera como serían los salones, la cocina y las
habitaciones y como quería amoblarlas, e incluso los colores de las paredes, a
cambio de que Callie decidiera el diseño de la que sería la habitación de
ambas. Arizona al principio dudó en aceptar el trato, a fin y al cabo era la
habitación de las dos, pero ante la insistencia de Callie, ella finalmente
accedió. Luego Callie contrató a una empresa de ingeniería que se encargó de
construirla.
En pocos meses la casa estaba
totalmente lista y amoblada con el mobiliario que Arizona escogió, salvo el de
la habitación de ellas dos, ese lo escogió Callie.
Un amigo de Callie que
tenía una perra pastor alemán recientemente había tenido una camada. Arizona y Sofía eligieron un cachorrito
hermoso, era juguetón y travieso. Arizona compró un pollo para comenzar, luego
compraría más, pero ella misma decidió comprar solo uno al principio.
El apartamento de Seattle
lo conservaron, tal cual como estaba, para usarlo cuando tuvieran que regresar
muy temprano al día siguiente al hospital.
La casa era realmente
hermosa, de estilo mediterráneo, a doble altura, el salón principal tenía
enormes ventanales que daban hacia el gran patio trasero, al cual se accedía
bajando 3 escalones, justo al lado una inmensa cocina con todos los artefactos
necesarios para que Callie preparara la comida que tanto disfrutaba Arizona. La
casa tenía en total 4 habitaciones bien iluminadas, la habitación de Sofía, un
estudio, la habitación de huéspedes y la habitación de Callie y Arizona, la más
grande de las 4, que ocupaba prácticamente el lado izquierdo de la casa y un
jardín privado al cual solo se accedía por la entrada de la habitación.
El primer día en su nueva
casa, Callie llegó primero, quería preparar todo para darle una sorpresa a
Arizona. Callie nunca le dejó ver la habitación que sería de ellas dos, pero
ahora que todo estaba listo, había llegado el momento de mostrársela. Cuando
Arizona llegó con Sofía, el cachorrito y el pollo, Sofía estaba tan feliz con
el perrito que se fue corriendo tras de él para jugar en el jardín. Arizona
estaba emocionada, guardó el pollo en un lugar en el jardín que prepararon para
él y entonces fue corriendo hacia Callie para abrazarla y pedirle que por fin
le enseñara la habitación, se moría de ganas por saber cómo era.
Callie abrazó a Arizona y
la condujo al frente de la puerta y antes de abrirla, con su sonrisa del millón
de dólares impresa en su rostro, le dijo:
-Arizona, espero que te
guste nuestra habitación, lo único que no me pude traer fue el mar, ese lo
sustituí con el más bello jardín y mientras decía esto, puso la mano en la
perilla de la puerta y la abrió.
Arizona no podía creer lo
que sus ojos estaban viendo, al ver la habitación entendió por qué Callie quiso
conservar la sorpresa hasta el final, era la réplica casi exacta de la
habitación del hotel donde habían pasado las tres semanas más felices de toda
su vida, al entrar estaba a la izquierda el baño, colindante con la pared del
baño hacía el frente una inmensa cama con sabanas de seda, el espacio después
de la cama que conducía hacia el salón tenía una puerta corrediza, al abrirla a
la izquierda, el lugar que originalmente ocupaba la cocina en la habitación del
hotel, se utilizó para un enorme vestier y a la derecha la sala de baño con una
espaciosa bañera, y los grandes ventanales que hacían esquina desde donde se
divisaba el inmenso y hermoso jardín. Después del espacio que ocupaba la cama
hacia el frente, bajando un escalón estaba el sofá en L, un enorme ventanal
hacia la terraza techada, al frente de la terraza la piscina privada con su
pequeña cascada de agua al fondo y a la izquierda, bajando tres escalones
estaba, un poco más alejado en el jardín, la churuata para comer y la pérgola
con paredes de tela con la camilla para masajes.
En toda la esquina del
jardín había una gran fuente ornamental con rocas desde donde bajaba agua en
forma de cascada. La pared derecha de la habitación se extendía a todo lo largo
del espacio ocupado por la habitación y el jardín lo cual lo convertía en un
jardín privado exclusivo de la habitación. El jardín estaba cubierto de grama
natural y en grandes espacios había flores de todos los colores.
Cuando Arizona emocionada
e inmensamente feliz detalló toda la habitación con la boca abierta por la
sorpresa, tomó impulso y se arrojó a los brazos de Callie y justo antes de
besarla apasionadamente le dijo:
-Gracias Mi Vida, debí
imaginarme que ibas a hacer algo tan maravilloso como esto, otro sueño que no
sabía que tenía y que tu acabas de hacer realidad, te amo, te amo con toda mi
alma y cada minuto de mi vida te amo más. Eres impresionante.
….
Unas semanas después, ya
instaladas en su nueva casa, Callie acababa de terminar de preparar el
desayuno; ese día, un domingo, tanto Arizona como ella tenían el día libre en
el hospital. Cuando Callie salió de la cocina para llamar a su esposa y a su
hija a comer, vio que ambas estaban jugando en el patio trasero de la casa,
pero justo antes de llamarlas se recostó de la gran puerta ventana de la sala
que conducía hacia el patio, contemplando divertida, la escena que tenía frente
a sus ojos:
Sofía corría detrás del
cachorro, el cachorro corría detrás del pollo y Arizona corría detrás de Sofía
para que su hija no persiguiera al perro y para que el perro no persiguiera al
pollo.
Callie sonriendo,
inmensamente feliz, finalmente contempló como todos se cansaron de tanto
correr, el pollo consiguió llegar a su refugio donde el cachorro no podía
entrar, el cachorro con la lengua de corbata se fue a tomar un poco de agua, y
Arizona alcanzó a Sofía, la tomó en sus brazos y se acostó en la grama con ella
colocándola sobre su pecho, dándole muchos besitos en la cara, luego la
levantaba y la mecía en el aire y luego la volvía a bajar para una nueva tanda
de besos. Sofía estaba encantada con el juego y Arizona estaba radiante de
felicidad, sus hermosos ojos azules brillaban y su sonrisa con sus hoyuelos
iluminaban su rostro.
Allí estaban, riendo
felices sobre la grama en su nuevo hogar, los dos grandes amores de su vida,
sus más preciados sueños convertidos en la más hermosa realidad…
FIN
….
Debo confesar que escribir
este fanfiction, el primero en toda mi vida, resultó ser una experiencia
increíble para mí, a tal punto que ahora tengo revoloteando en mi cabeza unas
cuantas historias más.
Por algunos comentarios
que he recibido de ustedes, mis apreciados lectores, me imagino que en este
preciso momento estarán sintiendo un poco de nostalgia por esa palabra “FIN”,
sin embargo, quiero recompensar su fidelidad, con dos nuevos comienzos.
El primero, es la apertura
oficial de mi nuevo portal-blog en wordpress (1), dedicado especialmente a
Callie Torres y Arizona Robbins. Prefiero llamarlo así, porque más que un blog
de entradas periódicas, en una puerta, desde donde podrán acceder a los
fanfiction en español que he escrito, que estoy escribiendo o traduciendo y los
que escribiré en el futuro. Además, encontrarán enlaces relacionados al mundo
Calzona y al de mis series de TV favoritas: Grey’s Anatomy, Smash y Glee
El segundo, es el inicio
de mi nuevo fanfic en español, protagonizado por nuestras queridas Callie
Torres y Arizona Robbins: “Epidemia” (1), un viaje a través de los
sentimientos, una montaña rusa de emociones.
Este será mucho más largo, aún lo estoy escribiendo, pero estimo que por
lo menos serán 40 capítulos. En vista de ello, pienso publicar no uno sino dos,
o incluso tres capítulos semanales, si el tiempo me lo permite.
Cuando escribí “No te
rindas, nunca te rindas…”, tenía un objetivo muy claro en mi mente, quería que
una buena dosis de suspenso fuera parte de la historia, que el lector se
sintiera atrapado en ella y quisiera seguir leyendo para averiguar que pasaría
después. Si logré eso, entonces cumplí mi objetivo. (Sólo ustedes podrán
decirme si lo conseguí o no)
En “Epidemia”, mis
intensiones son otras, quiero mover los sentimientos, lograr que el lector
llore, ría, se emocione y se conmueva. Confieso que yo me emocioné mientras
escribía, es más, en uno de los capítulos no solté unas cuentas lágrimas, no,
lloré, llore de verdad, mientras que en otros me reí a carcajadas frente a la pantalla
de mi computadora. Ha sido genial, en serio. Para tratar de lograr mover esas
emociones, utilizaré un recurso adicional: la música, ella será parte de esta
historia, mi aliada para lograr “alborotar el alma”, como suelo decir.
Muchas gracias por dedicar
una parte de su precioso tiempo a leer esta historia, y si no es un abuso de mi
parte, me encantaría leer sus comentarios justo ahora, quiero saber que les
pareció.
Ahora lo se, para las
personas que escribimos en un blog, nuestra única recompensa es el feedback que
recibimos de nuestros lectores, nos emocionamos cuando vemos en la bandeja de
entrada de nuestro correo la recepción de un nuevo comentario. Ellos nos
alientan a seguir escribiendo…
Así que de antemano,
Muchas Gracias,
Miki T. Robbinson
(1): En caso de que el
link no funcione, les recomiendo realizar una búsqueda de mi nombre (Miki T.
Robbinson) en google o en el buscador de su preferencia, y desde allí acceder
al blog en wordpress o en blogspot, según sea el caso.